La Navidad ya está aquí y, con ella, llega un tiempo lleno de esperanza, alegría y paz. Es una época especial de acercamiento y de compartir con los amigos y la familia para reforzar y alimentar los vínculos de amor y amistad. Por eso, en estos días, debemos dejarnos contagiar por su espíritu, por el sentimiento de solidaridad y por la comprensión, el perdón, el afecto y el cariño, sobre todo hacia los que más lo necesitan.
Estas fechas, en las que recordamos el nacimiento del niño Jesús, son propicias para redescubrir a Dios, a nosotros mismos y a los demás. En Miches, especialmente, la Navidad es motivo de reencuentros familiares y de la vuelta al pueblo de muchos que han tenido que irse fuera. La distancia de los ausentes, quizá, ha contribuido a que el periodo navideño en nuestro pueblo sea mucho más cercano que en otros lugares del país y que hayamos desarrollado unos vínculos y tradiciones familiares que debemos esforzarnos por mantener.
Reunámonos con los nuestros para compartir momentos de calidad, evitando enfrentamientos, discusiones y recuerdos tristes, perdonando, dando gracias y teniendo presente que la Navidad no nos pide grandes derroches, que no es necesario gastar mucho para ser felices. Si en nuestra familia hay niños o jóvenes, compartamos con ellos las tradiciones y eventos propios de la Navidad y hagámosles partícipes de la solidaridad y el amor de estos días.
La Navidad también es el tiempo de agradecer por las metas que nos planteamos y cumplimos durante los meses pasados, así como de reflexionar sobre las que no pudieron llevarse a cabo. Estos días, donde acaba un año y nace otro, son propicios para observarnos, plantearnos nuevos objetivos, asumir compromisos y comenzar un período renovado en nuestras vidas.
